El alto costo del fast-fashion
En las últimas décadas, el mundo de la moda ha experimentado un cambio radical en su modelo de negocio con la aparición del fast-fashion. Marcas como Zara, H&M o Forever 21 se han convertido en líderes del mercado gracias a una producción masiva de ropa a bajo precio y una renovación constante de sus colecciones. Sin embargo, detrás de esta aparente democratización de la moda, se esconden graves problemas medioambientales y sociales que no podemos seguir ignorando.
Con el objetivo de que reflexiones acerca del consumo que realizas en torno a la ropa, en este artículo analizaremos críticamente los impactos del fast-fashion y reflexionaremos sobre la necesidad de adoptar un consumo más responsable y consciente.
¿Qué es el fast fashion?
El fast-fashion, moda rápida en español, es un modelo de negocio que se ha popularizado en la industria del diseño de ropa en las últimas décadas. Se caracteriza por la producción masiva de prendas y accesorios a un precio muy bajo, con el objetivo de satisfacer la demanda constante de nuevas tendencias y estilos. Las marcas de fast-fashion introducen nuevas colecciones cada pocas semanas o incluso días, lo que significa que la ropa está diseñada para ser usada solo unas pocas veces antes de ser descartada. Este enfoque ha llevado a una cultura de consumo rápido y desechable, donde la moda se ha vuelto más accesible para las masas, pero a expensas del medio ambiente y de los derechos de los trabajadores en países donde esta se produce.
A pesar de su popularidad, el fast-fashion ha sido objeto de críticas por su impacto ambiental y social. La producción masiva de ropa consume grandes cantidades de recursos naturales, como agua y energía, y produce una gran cantidad de residuos y emisiones tóxicas. Además, los trabajadores de la cadena de suministro del fast-fashion a menudo reciben salarios bajos y trabajan en condiciones sumamente peligrosas, lo que aumenta el carácter inhumano con el que son producidos a diario todas estas prendas.
Aunque a medida que los consumidores se han vuelto más conscientes de estos problemas, ha habido un aumento en la demanda de marcas de moda sostenibles y éticas que abogan por una producción más responsable y justa, todavía falta muchísimo por cambiar, antes de que estos modelos desaparezcan y sean remplazados por unos más responsables social y ambientalmente.
Cosas que necesitas saber acerca del fast-fashion
Ahora bien, para que puedas comprender un poco más a profundidad los graves y perjudiciales efectos que genera ese montón de ropa que producen las marcas ícono del fast-fashion, a continuación te contamos, con cifras, algunas de las consecuencias de la moda rápida:
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Se estima que la industria de la moda es responsable del 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
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En promedio, una prenda de ropa se usa solo 7 veces antes de ser desechada, ya sea por seguir otra tendencia de moda o porque su baja calidad no permite seguir usándola.
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Se necesitan alrededor de 2,700 litros de agua para producir una sola camiseta de algodón, lo que equivale a la cantidad de agua que una persona promedio bebe en 2.5 años.
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En algunos países donde se produce este tipo de prendas, los trabajadores reciben salarios tan bajos que no pueden pagar sus necesidades básicas y viven en condiciones de pobreza extrema. Y, aunque la situación de muchas de estas naciones han salido a la luz como China, Bangladesh e India, son muy pocas, por no decir nulas, las acciones que se han tomado para regular esta problemática.
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La industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo, después de la industria petrolera.
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Cada año, se producen alrededor de 92 millones de toneladas de residuos textiles, muchos de los cuales terminan en vertederos o se queman, lo que libera gases tóxicos a la atmósfera.
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Se estima que cada segundo se vende el equivalente a un camión lleno de ropa de fast-fashion en todo el mundo.
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A pesar de que la moda es una de las industrias más grandes del mundo, solo el 2% de los trabajadores de la cadena de suministro de la moda reciben un salario digno.
Estos datos son solo algunos de los muchos ejemplos que existen del impacto tan negativo que el fast-fashion genera actualmente en nuestro planeta y en los trabajadores de la cadena de suministro. Aunque debido a su alto rendimiento, este modelo se estima que continuará durante años, está en nosotros, los compradores, dejar de adquirir prendas con estas marcas hasta que ellas tomen la iniciativa de verdaderamente transformar su operación a una más verde sin caer, por supuesto, en el tan conocido fenómeno del greenwashing. Toma consciencia ahora, ¡todavía no es tarde para optar por alternativas más sostenibles y éticas a la hora de comprar ropa!